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La historia que hay tras una tarta de bodas

Al contrario de lo que puedas pensar, las tartas de boda no siempre han sido lo que son hoy… ¡pasteles deliciosos y súper bonitos para ver!

Un pastel de bodas puede ser un símbolo de una ceremonia de matrimonio tanto como lo puede ser el vestido de la novia. Sin embargo, los recién casados no siempre terminaban el día más importante de toda su vida con dulces cubiertos de delicadas rosas glaseadas. La tradición del pastel de bodas comenzó con un origen bastante menos azucarado, pero igualmente dulce.

El origen de la tarta de bodas

Los pasteles de boda tienen sus raíces en la Antigua Roma, cuando las ceremonias de boda terminaban con un pastel de trigo o cebada en forma de bollo roto sobre la cabeza de la novia para dar al matrimonio suerte y fertilidad.

El nuevo esposo y la esposa se comerían algunas migajas juntos como uno de sus primeros actos realizados como pareja ya casada, según Gastronomica: The Journal of Critical Food Studies. No es el bocado delicioso lleno de glaseado que puedes tener en tu boda hoy, pero la verdad es que se parecía bastante. Una vez que los recién casados cogían su parte, los invitados a la boda recogerían las migajas sobrantes para que ellos también tuvieran buena suerte.

Los romanos trajeron consigo la tradición de las ceremonias de boda de romper el pan cuando conquistaron Gran Bretaña en el año 43 aC. Los británicos llevaron la tradición un paso más allá, arrojando el pan a la novia para mostrar su fertilidad, según The Telegraph.

Durante la época del medievo, los ingleses no se conformaron con el simple pastel de trigo y comenzaron a apilar bollos, bollos y galletas con especias lo más alto posible, un precursor de los pasteles escalonados de la actualidad, y los novios intentaban besarlos.  La leyenda dice que si se besaban con éxito sin dejar que todo se cayera, tendrían buena suerte. Un chef francés pensó que la pila de pasteles era de mal gusto y recomendó crear una bonita pila con pedazos de palo de escoba, pero los pasteles de boda tan maravillosos que conocemos hoy no se pondrían de moda hasta siglos después.

Lo que podemos calificar como el primer pastel de boda oficial de la historia tiene su origen en una receta del año 1865 para Bride’s Pye: estaba elaborada con corteza de hojaldre rellena de una gran variedad de ostras, testículos de cordero, garganta, peine de gallo y piñones. Realmente deliciosa, ¿verdad que sí?

En Yorkshire, en Inglaterra, se creía que comer ese pastel garantizaba que la pareja tendría una vida feliz juntos, por lo que rechazar una porción (incluso una llena de testículos y tiroides) era algo que definitivamente no se podía hacer. Sin embargo, las mujeres solteras ciertamente sí encontraban un incentivo para comer un poco. Había un anillo escondido en algún lugar del pastel, y quien lo encontrara sería el siguiente en la lista de las bodas. Era algo así como el ramo de flores de las bodas de hoy. De hecho, así es como comenzó la tradición de lanzar ramos de flores.

En el siglo XVII la tradición del pastel de bodas siguió evolucionando

En el siglo XVII, los pasteles de boda dulces comenzaron a reemplazar los pasteles tradicionales. La mayoría de las casas no tenían horno, por lo que los panaderos horneaban tenían que hacerlo cociendo dos masas de hojaldre en la casa de los novios, luego colocaban pasas de Corinto entre ellas a modo de un sándwich y espolvoreaban azúcar encima.

Algunas parejas esperaban hasta llegar a su nuevo hogar para probar sus pasteles de boda. La novia tomaba un bocado y luego arrojaba el resto sobre su cabeza como si fuera un ramo para que ella y su nuevo marido consiguieran todo lo que querían de la vida. El novio también tenía su papel al arrojar un plato sobre su cabeza. Si se rompía, estarían destinados a vivir un matrimonio muy feliz.

Cuando el azúcar refinado comenzó a ser un elemento más común y más barato en Inglaterra, un glaseado blanco muy brillante se convirtió en el aderezo preferido para los pasteles de bodas. Por un lado, el color blanco puro simbolizaba la virginidad de la novia, pero también era una muestra de riqueza, según cuenta el smithsonian.com.

Supuestamente, las tortas escalonadas tuvieron su origen a finales del siglo XVIII, cuando el aprendiz de un panadero londinense se enamoró de la hija de su jefe. Quería crear un pastel elaborado para impresionarla en el momento en el que él le propusiera matrimonio. Mirando hacia la torre escalonada de la iglesia de St. Bride, la leyenda dice que el aprendiz de panadero recreó la apariencia en forma de pastelería. Pero eso no es un dato que esté realmente contrastado

La apariencia de este dulce se mantuvo intacto durante un largo periodo de tiempo, aunque ahora, por supuesto, están dando paso a algunas alternativas creativas inspiradas en muchísimos motivos. ¿Mini cupcakes? ¿Una barra de helado? Las posibilidades son infinitas.

Un pastel de boda no puede faltar en tu banquete

Pues no, no puede faltar. Es una de esas tradiciones que a todos nos encanta. Ese momento en el que cortas la tarta con tu pareja es realmente especial, pero no solamente para ti, sino también para tus invitados.

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